26/11/11

Buscando tranquilidad en el Infierno



El frío del amanecer que se penetraba por la ventana mal cerrada le hizo despertar. Abrió sus ojos y vio unas curvas bastante familiares. Inmediatamente pensó: “Después de esta curva se viene el túnel, después subimos, tomamos las rectas y llegamos al sector de Chinauta”. Y si, como si fuese un verdadero experto, estaba muy en lo cierto, y así sucedió. Todo esto solo con abrir un ojo, y ver una curva a través de la ventana.
Cómo por no perder la costumbre. Viajaba sólo. A parte de que no iba acompañado de algún familiar o amig@, el puesto de al lado estaba vacío. Que cosa tan curiosa, se preguntaba: A) “Será que los de Expreso Bolivariano me dan trato preferencial y particularmente me toca disfrutar de 2 comodas (?) sillas por el precio de 1, o B) Esta es sólo una muestra más de que soy un tremendo #ForeverAlone?” … Ante la pregunta de nuestro personaje desconocido (?) Voto la Opción A [Risas Grabadas].

Llegó por fin el bus a la A-Tenaz Suramericana. El Sol le daba la Bienvenida. Él sentía como si el Astro Rey le agradeciera por visitar al Monstruo de Cemento Colombiano, mientras observaba cuidadosamente el ir y venir de las personas en la terminal. Al parecer, sólo El Sol sabía que él se encontraba allí y de una forma bastante cordial resplandecía para darle la Bienvenida.
Se instaló en un Céntrico Hotel de la Ciudad, que le permitía a través de sus ventanas, ver el paso de uno de los orgullos de la ciudad, el placentero y tranquilo (?) transmilenio. El rápido paso de este Titán, era el fiel reflejo para él, de la acelerada vida que llevan los habitantes de esa monumental e indescifrable Selva de Cemento, en la cual al igual que en la Selva trópical – la cual también conocía – sino se pensaba con cautela  cada movimiento, se corría el riesgo de ser tragado vivo por el ambiente.
Con mucha cautela pero sin temor, se dirigió a las calles de la ciudad. En su mente se creó una ruta sobre la cual habría de abrirse camino, y al ritmo de música de Pearl Jam se alejó caminando.


Rápidamente se mezcló entre la gente y el bullicio de la gran ciudad, se volvió por unas tantas horas un habitante más, uno más de esos que poco y nada importan, uno más mezclado entre multitudes; Multitudes para las cuales este pequeño y delgado personaje, tenía el mismo valor y sentido que un papel en el suelo, ya que todos le veían, pero al igual que al papel en el suelo, todos le eran indiferentes. Paradójicamente, en medio de aquel multitudinario y ensordecedor bullicio, era que lograba tranquilidad. Extrañamente, hizo un viaje del Cielo al Infierno para poder tener un espacio de calma y tranquilidad que bien que si le hacía falta. 

Se detuvo en el primer sitio en el cual había logrado (con dificultad) ver una máquina de Esspresos. 3 Capuccinos con Baileys fueron su compañía en una tarde armonizada por el Astro Sol y complementada - para curiosidad de quienes no conocen - por el frío clima de la ciudad. El Sector centro en el cual se hallaba  disfrutando de sus Capuccinos, sino era el más ruidoso, congestionado y estresante de la ciudad, pegaba en el palo. Pero, ahí teníamos a nuestro personaje tranquilo, disfrutando del placer obtenido por la extraña calma que obtenía al encontrarse contemplando la vista en el corazón de esa Selva de Cemento. 

A cada sorbo a su bebida, le sumaba algo de reflexión. Pensaba respecto a cuán privilegiado era al poder estar ahí, en medio de un  monumental bullicio, tranquilo y sin preocupaciones. Viendo el caminar acelerado y agitado del resto de la gente. Realmente un privilegio, un pequeño detalle a la luz del resto de la gente, pero que analizado minuciosamente lo convertía en una persona especial, en alguien tocado por la barita mágica de la fortuna, alguien que se daba el lujo de salir del cielo a tomar un pequeño descanso en el infierno, sin darle mucha importancia al ambiente que allí lo rodeaba, pero, que a su vez le permitían encontrar calma y la tranquilidad, rompiendo con ello todos los esquemas del buen vivir y la paz espiritual inventados por el hombre.

Una vez acabó su bebida, emprendió su camino de regreso a pie. Camino ambientado por más bullicio y descontrol y como frutilla del postre, la destrucción de las calles por las cuales hizo gran parte de su recorrido. A pesar de eso seguía guardando la calma y a través del recorrido terminó pensando los siguiente: “Espacios como estos son necesarios, se vuelven a ver conocidos y personas especiales, pero ante todo, se le hace el quite a la rutina, escondiéndose en una indescifrable selva de cemento en medio de multitudes a las cuales nada le importaba y por ende, permitía esto darse un espacio de solemne tranquilidad que da pie para hacer nuevos ajustes a su vida, buscando con estas mejoras hacerla más llevadera, basado en encontrar y fortalecer el ENFOQUE necesario para mantener el motor de la vida funcionando”.

Canción Recomendada : The Fixer - Pearl Jam

Deje Su comentario...Gracias!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es como tener una mascara,un antifaz... Nadie te saluda ni te reconoce y he allí donde se siente la libertad de ser y estar!!! (DV)

Akane dijo...

Donde nadie te conoce puedes ser la persona que se te de la gana